Hombres violentos by Rocco Laser

Hombres violentos by Rocco Laser

autor:Rocco Laser
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras
publicado: 1981-10-03T22:00:00+00:00


CAPITULO VII

El rubio Michael Freeman, supuesto hermano de Helen Markling, entró en el despacho del poderoso Spencer Harrow y abrió los brazos con un gesto de desolación.

—¿Por qué nos sale todo mal, señor Harrow?

Spencer Harrow hizo crujir los nudillos de las dos manos.

—¿Qué pasa ahora?

—Ricky Leman, el asesino de la cuerda, acaban de llevárselo a Abilene con un ataque de apendicitis.

—¡Maldición!

El rubio Freeman apretó los maxilares.

—Era el único tipo que habría liquidado a mi hermanita con toda elegancia.

—¿Apendicitis?

—El tipo estaba con su amiga la viuda cuando le dio el dolor en el vientre. Justo entonces entraba yo por la puerta de la habitación. Conque táchelo de la lista.

Spencer Harrow dio un puñetazo en la mesa.

—¿Es justo que me pase esto a mi juez? —rugió.

El juez Bryan Stevens sacó un pañuelo y se empapó el sudor del rostro.

—También tengo yo mis malas noticias, Harrow.

Spencer Harrow achicó los ojos.

—¿Qué quiere decir?

—Esta mañana el héroe Jim Lord y un pelirrojo socio salieron rumbo a la frontera mexicana.

—Continúe, juez.

—Jim Lord estuvo interrogando a mi secretaria a cerca de la Oficina de Asuntos Indios. Quiere hacer indagaciones respecto a Helen Markling y su familia.

—Que el diablo se lo lleve.

—Sí, Harrow. Parece que vamos a tener un matasiete que además va a meter las narices en nuestros negocios.

—¿Cómo están las cosas?

—Depende de la investigación que Jim Lord lleve a cabo. Si va rumbo a la frontera mexicana no me extrañaría nada que se dejara caer por la Oficina de Asuntos Indios de Pecos City. Podría hurgar demasiado.

El rubio Michael Freeman intervino carraspeando:

—Debimos matarlo antes que nada.

—¿Matarlo? —exclamó Spencer Harrow—, ¿Acaso no estás enterado cómo le dio al gatillo anoche en el rancho de tu hermanita?

—No se habla de otra cosa en la ciudad.

—¡El condenado Lord y su socio pelirrojo dieron cuenta nada menos que de Luke Dover y su banda! ¡Lord estaba en desventaja, según me han contado mis informadores! ¡Pero con la ayuda del pelirrojo le dio la ración de plomo a Dover y a sus tres muchachos! ¡Eso es lo que hizo Jim Lord!

—Lo que nos faltaba. Un fuera de serie con el revólver.

Spencer Harrow, arrugó las facciones malhumorado.

—Para postre, tu hermanita y su amigo mexicano lo han contratado para que lleve unas armas hasta la frontera.

—Podría pasarle algo durante el viaje. ¿No cree, señor Harrow?

—Sí, podría darle un ataque al corazón, estúpido.

El rubio se aclaró la garganta.

—Lo siento, señor Harrow. Estoy hecho un lío. No tengo las ideas demasiado claras. La noticia del negocio de armas de Helen me acaba de desorientar.

—¿Qué te ha parecido la mosquita muerta? —masculló Harrow.

—Ha sido una sorpresa.

—Estamos tratando de quitarla de en medio y va y resulta que la niña está metida en un tráfico de armas, pistoleros y demás familia.

El rubio apretó los maxilares.

—Es muy hermosa. Pero no he deseado la muerte a ninguna mujer como se la deseo a ella.

—Con las ganas te estás quedando.

El rubio se frotó las manos y dijo repentinamente:

—Lo haré yo.

Spencer Harrow achicó los ojos.

—¿Tú?

—Sí, señor Harrow.

—¿Quieres decir apretarle el pescuezo?



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